REINO DE ESPONJAS
Ahora estoy aprendiendo a amarte sin palabras-porque tú no las tienes todavía-,
a desnudar mi mente de adjetivos
como desnudé el cuerpo al invocarte.
Hoy en ti sólo hay pálpito,
latido acelerado de promesas
en tu reino de esponjas,
paraíso sin árbol de la ciencia
del que también serás pronto expulsado.
Aquí estaremos juntos esperándote
para que nos enseñes
lo inútiles que son los sustantivos
cuando tú nos sonrías.
Pilar Verdú